Adventicio

Fuera de lugar y ningún arbitro lo advirtió. Lejos de su posición, no percibimos germinar la emoción sino hasta ya bien entrados en pasión. Somos dos en uno incluso cuando no estamos sobre o debajo del otro. Pero enredados e indistinguibles incluso a la lejanía, incluso cuando la cercanía será sólo relativa, incluso cuando la escisión es ya únicamente imaginativa. Nunca nadie lo vio venir, menos nosotros, quienes nos enredamos, ambos, a la eternidad. Sin jerarquías, en rizoma nos hemos convertido, en líneas conexas, en series numerales indefinidas, conectadas ellas por suspiros inclusive cuando ya no nos interese más el cuerpo del otro. Así nos traicionará el tiempo, también el supuesto dolor, pero así también confirmaremos nuestras vidas. Confirmaremos que somos uno, y por lo mismo, ninguno sin el otro.