Fui escrito por un genio, mi nombre es Pablo y trabajo en el Banco Central (bueno, eso le digo a algunas mujeres).
Nací de la pluma de un paisano, en un país sano. Eso dicen mis abuelos. Por su parte, el escritor de Zapotlán el Grande aseguró que yo sentí que "el mundo estaba habitado por Pablos innumberables" y que todos convergían en mi corazón. Según él, Dios se me mostró total. De inmediato le creí.

