Vienen mis padres, vienen mis abuelos, vienes sus padres, también,
A reparar sobre su pequeño
Mientras surco seis hectáreas, mancho mis manos, entierro mis pies
Hasta llenar de negros húmedos mis uñas
Y comprobar, así, si años de esfuerzo conmigo valieron las penas
Y los sacrificios concluidos en festival.
La temporada ya llega, repiten una y otra vez,
Recomiendan apresurarme a arar mi parcela,
Sacar mi ahorradito y, antes de que el mejor producto se agote,
Comprar los costales atiborrados
De semillas
De donde saldrán nuevos rostros, nuevas caricias,
Otras frutas, otros poros, nuevas llagas,
La misma rutina, el mismo sudor sobre los mismos labios,
El sol inmutable y los ciclos del agua,
La hoz arrastrada generación tras generación y
La misma receta.
Me han recomendado preparar el terreno para la próxima cosecha
Pero yo ya no quiero ser agricultor de memorias
Yo ya estoy satisfecho con aquello sembrado hasta el momento
Yo ya estoy satisfecho, y me engaño sin tractor ni saco,
Y me engaño como si remeras salieran bajo mis axilas,
Y me engaño como si en verdad fuera importarle a alguien
E hiciera alguna diferencia
Que yo ya no quiera cultivar justo cuando
La temporada comienza.

