Mi cuerpo es una llama sin sombras
Mi aliento, una columna de humo blanco
Tan blanco como la nieve hecha agua
Escapando de la pupila desgraciada y
Mi voz arde en silencio, desgarrando
Corolarios erguidos sobre arenas de viento
Sobre esperanzas vanas, y canciones
De un presente en constante danza.

