Santiago Sátira

Con Santiago Sátira voy a hacer fila para firmar mi contrato de deuda con el banco central. Se llama a sí mismo el señor de los semáforos. El fuego rojo. Él decide quién pasa y quién se queda, pero ya nadie le hace caso. La mano en pluma mientras descansaba sobre el pie antes de entrar al trabajo. Cansada la materia ante su duración, ante el tono de su voz, cansada también la hoja. Siempre corriendo. Repleta su agenda con juntas con el tiempo. Pobre de su materia, siempre de prisa. Nunca miró el verde. Olvida también el teatro y su verbo. Olvida que quiere dejar de fumar. Olvida que pierde el aliento cuando traga al mundo sin darse el tiempo de suspirar.