Encontré una mujer
que podría reemplazarte;
es fea
si te tomo de estandarte.
Pero, ¿qué importa?
Pues bueno, ¡importa bastante!
No me interesa reemplazarte
Ni tomarte de estandarte;
Me interesa, sobre la cama o una nube
o el suelo de concreto,
arrojarme a tu lado
no para santificarte, ni mucho menos,
-¡mucho más!-;
quiero revolcarme contigo como
si huyéramos de nuestras sombras
o ellas de nosotros;
quiero tomarte - no como
estandarte-
sino como la mujer que eres
y amarte hasta que alguien más
venga a desenterrarme de tu jardín
para juntar a los hipócritas en una iglesia
a honrar mi muerte.

