Atrás

Hace unos años quería cambiar al mundo y éste ha impreso sus cinceles sobre los surcos de mi piel, dilatándolos hasta entumir mi pasión. Esparció sus miedos; entraron por mis poros infectando cada uno de mis órganos, provocando su desintegración.

Ahora, vacío de ellos, no hay palpitaciones, no hay flujos, no hay chispas. Ya no existe luz bajo lo que antes fueran ojos, sólo velocidades, precipitaciones, abismos labrados por el deseo de un futuro inexistente. Cometí un error. Me he convertido en sombra por imaginar a los otros rostros como espectros.