Estoy de regreso en esta recámara
Que tantas noches presenció el despellejo
De mis ojos,
De vuelta en esta ciudad donde el firmamento
Se viste a diario de un largo de seda argéntea
Y los edificios corroen por el salitre
De la memoria emanando de sus fachadas,
La ciudad donde los bares destilan por los poros
De sus visitantes un olor inconfundible a
Sudor y cerveza,
Otra vez en este apartamento, apartado
Del rostro que tanto anhelo,
Compartiendo techo con otros que ni siquiera aprecio
Y cuyos artificios son propios de los Imperios que
Los vieron nacer,
De nuevo en esta esquina de la Tierra,
Con el vapor del Mar del Norte convertido en lluvia
Sobre mis pasos,
Nada parece haber cambiado sino unas sombras sobre mi semblante,
Que se visten de General, que embisten la adversidad
Con guiños de victoria prematura.
Un año comenzó hace poco, y yo, si bien no renovado,
Sí he despertado a fantasmas que me habitan
Desde pequeño, y quienes no tienen sino sueños de gloria.

