Estación

La sombra teje el techo sobre el anden,
los viajeros pasean sus sueños sobre el tejado.

Miran al oeste, escuchan un motor.
Confundidos, giran su vista al este.

Nada,
de nuevo.

El motor sigue ahí.
Tan ruidoso como la lluvia.

Interferencias.

De pronto una nube trae el verdadero
ruido
y borra las ilustraciones de la sombra.

Todo regresa a la normalidad.
Ya no hay viajeros, sueños, tejados sobre los cuales pasear.

Pies minutos,
manos horas,
rostros cristal
roto.

El motor no musita más –
grita.

Ojo,
aquí llega el tren.