Aereos 32

Aquí hasta el mármol es falso. No encuentro ni una sola máscara con relleno.

Me pregunto si he perdido la vista. Si soy yo mismo un agujero.

Me deslizo sobre los colmillos de la serpiente férrea. Me pierdo entre anuncios y nostalgias incomprensibles. Me desprendo de mí por un segundo, para mirarme en tercero. ¿Sigo ausente?, pregunto en el escritorio de información.

¿Mi nombre? Eh, sí, sólo espere un momento. Olvídelo, ahora entiendo todo, o bueno, lo que no quería entender.

No tengo otra alternativa que la sala de espera. Siguen las caretas vacías, las sonrisas estériles. Creo he perdido el oído, también. ¿El avión?