Otro regreso a casa

Lívida luz azota mi sombra sobre el concreto
Como si el cielo tuviera miedo de mi huida,
O como si ella dejara seducirse por el tiempo
Siguiendo mis pasos a menos de un metro,
Quemando mi cuerpo al despellejo.
Nada de camaleones, hacia ninguna cama para mis leones,
Tampoco bestias en mi entrepierna,
Ni acero de héroes cortando sus cabezas;
Sólo mi andar raptado por aires forasteros,
Mis pies helados sobre los charcos
De corteza blanca y tiesa como mis labios
Pero frágil ante el pisotón de figuras ambulantes;
Sólo el sueño diurno del cual mi insomnio es rey,
Del cual mis ojos, aros tórridos con gasolina de recuerdo,
Duelen sumisión, sin misión sobre el horizonte,
Sin el yugo de tus sombras,
Solo,
Sin su jugo y mi sed masoquista;
Sólo esta luz lívida, azotando mi sombra sobre el concreto
Como si fueras el objeto de mi huida.