Plástico


Arena y fósiles de carbón,
una fábrica compartiendo el horizonte
con un buque carguero y una linda sonrisa
llena de energía.
Tiene nombre de princesa
de una popular película animada;
el mismo color de cabello
(escarlata),
los mismos ojos
(Mar del Norte).
Apellido e imaginación de artista,
espíritu conquistador, digno
e invencible.


Baila sin razón, vehemente sobre la arena,
rie de mí sin que yo la entienda,
de mis comentarios despectivos,
políticamente incorrectos,
contra las gaviotas.

Bebemos High Commissionaire
con café,
o de la botella una vez vacíos de granos.

Los pájaros de mar buscan su almuerzo entre las olas,
unas cuantas rocas, arena y una bolsa de plástico.
Siempre el plástico.
Una vez erradicada la humanidad–
de dejar algo de éste planeta–
nuestro legado no perdurará en los anales de historia,
las bitácoras científicas o el cine,
los poemas,
sino en aquellos materiales de "alta duración"
normalmente contenedores
cascajos, o quizás esqueletos
de nuestro consumo,
que exceden en vida a los productos que guardaban
y a sus consumidores.
No serán las bases de datos
sino los cementerios de teléfonos móviles
y computadoras, donde aquél
extraterrestre encontrará las claves
para reconstruir nuestra historia.

Hablando de plástico
ella llevaba bolsas de supermercado sobre sus calcetines
pues sus tennis tenían agujeros–
se los quitó para cruzar un arroyo desembocando
en la playa,
por supuesto yo di la vuelta.