Parnassos espurio

Que la poesía será siempre inútil
para la pluma casta de arrogancia
y satisfecha de poder,
no encuentra en mis nudillos golpe
ni en mi espada cisura o de mis
colmillos herida álgida de reptil;
que en ella busque salvarme
de mí mismo,
no puedo evitarlo.
Es el lance sin reparo de
mi alma a la intemperie.
Pero ello no significa que sirva
de algo, o que existe utilidad
alguna en salvarme de mí mismo.
No soy digno del paraíso.
En ésta línea, tan delgada
para la pupila dilatada o
la caricia grosa,
la poesía emparenta con el suicidio
falso, reiterativo, y el punto final
(cuando lo hay)
a la reencarnación de la bestia,
única portadora digna de ésta pluma
de todas la criaturas que me habitan.